viernes, 22 de marzo de 2013

¿Con quién deberían negociar ENDESA y la DGA?

Alberto Granados Orcero
 
 
 
 
El futuro de la minería de Teruel está pendiente de las decisiones que adopte ENDESA. La compañía tiene que invertir 200 millones de euros para adaptarse a la normativa ambiental europea.
Y, como era de esperar, el problema se ha trasladado a las empresas extractivas de carbón. Endesa no compra carbón nacional, las empresas no lo pueden vender y cierran sus instalaciones.
 
 
 
El futuro de muchos puestos de trabajo está pendiente de este conflicto. La DGA negocia con Endesa. Endesa negocia con la DGA.
 
 
A mí se me ocurre que quizá deberían negociar con Manuel Pizarro. No sabemos cuáles fueron las retribuciones de Pizarro al frente de ENDESA, pero quizá hay que pensar que su salario y su indemnización quizá estuvieron ligerísimamente por encima de las posibilidades de la compañía.
Vale, es cierto que no ganó 200 millones, pero ¿a que sería una buena idea que devolviera -pongamos por caso- el 90 % de lo que cobró?
 
 
 
 
 

miércoles, 20 de marzo de 2013

TRANSPARENCIA POLITICA

 

A partir de hoy, este blog cuenta entre sus enlaces con la página en la que IU de Teruel informa a los ciudadanos sobre los plenos del ayuntamiento de Teruel


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domingo, 17 de marzo de 2013

Laukkanen: "Si en Finlandia aplicamos los recortes en educación de España, sería una catástrofe"


ENTREVISTA

Laukkanen: "Si en Finlandia aplicamos los recortes en educación de España, sería una catástrofe"

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Los jóvenes fineses son los profesionales mejor preparados de Europa gracias a que el gobierno del país escandinavo, "sea del signo que sea", ha seguido siempre un mismo objetivo sin escatimar recursos: "educar para aumentar el bienestar social"

MARTA RODRÍGUEZMADRID15/03/2013 19:11 Actualizado: 15/03/2013 21:08
Los jóvenes fineses se convertirán en los profesionales mejor preparados de Europa. Al menos, esa es la realidad que reflejan los informes PISA desde hace más de diez años. Sin embargo, actualmente el país escandinavo se enfrenta a los problemas comunes en la Unión Europea como el envejecimiento de la población y la crisis económica. ¿El secreto para sobrevivir? "Educar para aumentar el bienestar social". Según el exconsejero de la comisión de Nacional de Educación de Finlandia, Reijo Laukkanen, para lograrlo se necesitan cuatro pilares imprescindibles: Una educación pública cien por cien gratuita, una buena gestión de los recursos, los mejores profesores y la equidad en exigencia y oportunidades acceso a la enseñanza.

P.- ¿Cuáles son los factores que han convertido al sistema educativo finés en el más envidiado de Europa?
Hay una cosa muy importante. Y es que nuestros gobiernos, uno tras otro, han aceptado siempre el mismo objetivo en materia de educación. No ha sido como en otros países en los que un cambio de gobierno significa un cambio del sistema educativo. Cuando lo planteamos hubo un gran debate político y después análisis técnico por parte de los expertos. Se vio que era importante subir el nivel educativo de toda la población. Primero, porque Finlandia es un país pequeño, solo somos 5,4 millones de habitantes -más o menos como la población de la ciudad de Madrid- y, segundo, porque cuando empezamos a cambiar esto Finlandia era un país pobre que se basaba en la industria agropecuaria y en la madera. Por eso, pensamos que mejorar la calidad de la educación de los niños de primaria y de los maestros era imprescindible.
Otro aspecto importante es que exigimos mucho de nuestros chicos, de todos, de los mejores y de los peores. Buscamos el mismo objetivo: somos una pequeña nación que quiere subir el nivel educativo de todos ellos porque queremos sobrevivir en un mundo con gran nivel competitivo. Si nos comparamos con Corea del Sur, Japón, Shangay o Hong Kong podemos ver que ellos también salen muy bien parados. Pero en Finlandia hay una gran diferencia, el Estado se basa en la ley de la equidad en la que el Gobierno está para apoyar a los que menos recursos tengan. Buscamos el trato justo con el fin de mejorar sus destrezas y habilidades para llegar al nivel común de exigencia y que vuelvan a la corriente. Para aumentar nuestro bienestar necesitamos todos los cerebros de los jóvenes. Estos han sido los principales aspectos que nos han llevado hasta lo que somos hoy en día.

P.- ¿Cuánto tiene que pagar un padre para enviar a su hijo a un colegio público?
La educación en Finlandia es totalmente gratuita, desde preescolar hasta la Universidad. El comedor es gratuito en la mayor parte de los municipios y en algunos casos incluso tampoco tienen que pagar los libros de texto.

P.- ¿Qué peso tienen los centros educativos privados en el sistema finés?
No hay ninguna universidad privada, para empezar. En el nivel de Formación Profesional, tenemos algunos institutos, pero en total serán como mucho 15. En cuanto a la educación primaria, creo que la cifra anda en torno a las 90 escuelas privadas. Aunque éstos no son completamente privados, sino que son concertados por lo que la sociedad y el Estado aporta su parte a la educación de estos niños. Suelen ser escuelas con una pedagogía especial con respecto a la religión como las cristianas luteranas que inculcan sus principios religiosos en las aulas. No obstante, los programas escolares son los mismos en todos estos centros. Solo la manera de trabajar dentro del colegio es lo que puede ser diferente. Pero desde luego la diferencia no es tanta como la pueden llegar a tener en las escuelas públicas españolas.

P.- ¿Supone una gran inversión para los ciudadanos fineses sostener una educación pública de calidad?
En Finlandia las escuelas públicas se sostienen entre el Estado (que aporta el 57% de media) y los municipios (con el 43% restante). El Estado solo se ocupa al completo de la gestión de los centros de educación especial. Pero si hablamos de la inversión general, la educación solo supone un 12,2% del PIB (Producto Interior Bruto). Según mis datos España gasta un 10,8% de su PIB.
P.- A simple vista, no hay mucha diferencia entre ambos...
Sí, todo depende de la gestión que se haga de los recursos. Finlandia no es un país rico, por eso nos pensamos dos veces las cosas antes de gastar el dinero y buscamos la eficiencia. Nosotros apostamos especialmente por invertir en la Educación Secundaria, mientras que en España es al contrario. Hasta los 16 años nosotros gastamos más que España, que Korea, que Japón y que muchos otros países, que es la edad en la que se mide el informe PISA. En Finlandia decidimos priorizar e invertimos en la etapa más vulnerable.

P.- La media europea de abandono escolar en edad obligatoria está en torno al 30%. España supera este ratio y es un problema que preocupa. ¿En Finlandia también se da en cotas tan altas?
Este tema nos preocupa muchísimo. Consideramos que es un gran problema que los chicos dejen el colegio antes de los 15 años porque sabemos que no encontrarán trabajo y que acabarán marginados. Y trabajamos para ver de qué manera podemos erradicar esto. En muchos países de la Unión Europea permiten repetir de curso, entre ellos, España. A nosotros esto nos parece un error. Solo permitimos que lo hagan un 0,4% de los alumnos fineses, siempre bajo circunstancias especiales y en los primeros cursos de la educación primaria, que es donde mejor les podemos apoyar. Al principio es más fácil reconducirles. Por supuesto, todo se hace bajo el consentimiento de los padres. Allí no lo suelen aceptar con facilidad porque no creemos en los efectos positivos de repetir curso. Las investigacines internacionales que se ha hecho han descubierto que los chicos se lucen al principio del curso porque creen que se lo saben todo, pero después pierden la autoconfianza y el respeto consigo mismos. Por eso, la estrategia finesa es distinta. Queremos que todos los alumnos se suban en el mismo tren.

P.- ¿Y Cómo lo pretenden conseguir?
Les otorgamos profesores de apoyo si lo necesitan. Tratamos de ocuparnos de todo. Aunque es cierto que hoy en día, en ciertos municipios, por razones económicas no cuentan con tantos profesores de apoyo. Pero está probado que la solución pasa por apoyarles y no hacerles repetir.

P.-Antes ha mencionado que los profesores son una pieza angular para lograr una educación de calidad. ¿Qué se necesita para ser maestro en Finlandia?
Primero, tienen que presentarse a un examen con plazas limitadas. Después, la universidad selecciona a los mejores candidatos mediante una entrevista personal. Si uno quiere ser maestro de primaria tendrá que haber sido un gran estudiante de educación secundaria. Finalmente, solo un 10% de los que se presentan serán seleccionados. Queremos a los mejores profesores. En Finlandia es una profesión muy deseada y respetada por la sociedad. Cuando hablo con mis colegas de otros países dicen que lo que quieren ser los estudiantes es médico, abogado y si se les cierran las puertas puede que acaben en la enseñanza como mal menor. En otros países todos pueden convertirse en profesores y la selección se hace al cabo de un año. En cambio, aquí (por Finlandia) tenemos un numeros clausus, solo unos pocos podrán entrar.
Si se trata de un profesor especialista en una asignatura, tendrá que licenciarse en su especialidad y después estudiar la carrera de ciencias de la información. Aunque se pueden hacer en paralelo durante 5 años. Y por último, el máster. Con todo esto lo que queremos fomentar es una cultura de confianza, en la que la sociedad crea en los profesores y los profesores crean en los gobiernos. Cuando las autoridades creen en los docentes, todo va bien.

P.- Entonces, ¿Cree que aumentar el nivel de formación de los profesores incrementará a su vez la calidad de la enseñanza?
Sí, por supuesto. Es uno de los grandes pilares. Son varios aspectos interdependientes y si sacamos uno de los pilares básicos todo se derrumba. Uno de ellos -como ya hemos hablado- es cómo utilizamos el dinero, qué objetivos queremos que alcancen nuestros jóvenes estudiantes, la formación de los profesores y apoyar a aquellos que tienen dificultades. Por eso, cuando descubrimos que algo no va bien tenemos que actuar inmediatamente. Si no exigimos un alto nivel a nuestros estudiantes, todo se desmorona. Si nos preguntamos cómo mejorar el nivel de nuestros profesores, la formación continua es la respuesta. El gobierno se preocupa por ofrecer a los docentes una formación continua y los profesores finlandeses están muy motivados y se preocupan por mantener una actualización permanente. Además, es muy importante que los docentes comprendan cómo funcionan los métodos y técnicas de investigación para aplicar mejoras en la formación que ellos mismos imparten.
En cuanto a la equidad, empezamos con sistemas diferenciados en 1972: el superior y el bajo. Los estudiantes podían elegir cuál querían. Evidentemente, el más bajo no les dejaba avanzar más que a cierto estatus muy básico. Si hubiéramos continuado con ese sistema cuando comenzaron los rankings de PISA habría estudiantes que dominaríán las sumas de 2+2 y otros que comprenderían las funciones matemáticas. Y esa desigualdad no se podía permitir. En 1985 eliminamos estas categorías. La equidad parte de exigir a todos los chicos el mismo nivel.

P.- Ha influido la situación económica en la calidad de la educación?
La situación socieconómica de las familias no influye en Finlandia tanto como en otros países como España porque, para empezar, no importa el dinero que ganen los padres para que tengan una buena formación. Además todos ellos, padres y profesores, tienen una actitud muy positiva frente a la educación. Nunca hemos sido un país rico y pensamos que una educación de calidad es la única manera de que la sociedad progrese.
También es verdad que la sociedad se preocupa por complementar la educación por otras vías. Nuestras bibliotecas son muy usadas por las familias en su tiempo libre, también tienen un convenio con las escuelas. La mayoría de ellos suelen estár suscritos a los principales periódicos. Es una tradición tomar el café con un periódico en la mano y, a la vez, esto sirve de ejemplo para los pequeños. Así los niños comprenden que es importante leer y estar al tanto de lo que ocurre en su país y en el mundo.

P.- Según la experiencia finesa, ¿Cree que la política de austeridad y recortes en las partidas destinadas a la educación que se están aplicando en España son las más adecuadas?
No quiero juzgar la política española, pero si aplicáramos esas medidas de recortes en Finlandia sería una catástrofe para la educación.
P.- En los años 90 se en Finlandia se aplicaron recortes similares a los actuales en España...
Sí, durante la primera crisis del petróleo en la década de los 90. Había más alumnos por aulas y menos recursos. Fue una catástrofe porque no podíamos contratar a más profesores para ayudar a los chavales rezagados.
P.- ¿Qué ha sido de la generación que estudió mientras se aplicaron aquellas medidas de austeridad?
En los años 90 tuvimos una situación muy mala. Muchas personas que tenían empresas privadas perdieron su negocio y aún siguen pagando las deudas. No existe un estudio sobre esto, pero si te digo mi opinión, estoy seguro de que han sufrido y seguirán sufriendo. Aun existen algunos municipios que no se han recuperado de aquello.

sábado, 16 de marzo de 2013

UNIDAD CIUDADANA

Público.es
Opinión: Juan Torres López

Unidad ciudadana

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16/03/2013 10:06 Actualizado: 16/03/2013 10:50
Cacerolada frente a la Puerta del Sol.- Juan Carlos Hidalgo (EFE)

Cacerolada frente a la Puerta del Sol.- Juan Carlos Hidalgo (EFE)

Juan Torres López
Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla
Hace ya cinco años que la crisis empezó a mostrarse con todo su vigor y que los economistas más críticos comenzamos a advertir de lo que se venía encima. Desde entonces hemos venido analizándola, haciendo propuestas constantes y señalando sus peligros y las circunstancias más favorables que había que tratar de crear para poder hacerle frente mejorando en la mayor medida de lo posible el bienestar de las personas. En un artículo que publiqué el 10 de septiembre de 2007 exponía la que me parecía que la verdadera naturaleza de la crisis y decía que había alternativas pero que no podrían llevarse a cabo "si los ciudadanos no son capaces de negar el estado de cosas actual, de imponer su voluntad sobre la de los mercados en donde gobiernan los poderosos y para ello es preciso no solo que sean conscientes de la naturaleza real de estos problemas económicos sino que tengan el poder suficiente para convertir sus intereses en voluntades sociales y éstas en decisiones políticas". Mensajes parecidos, si no idénticos, divulgaron otros economistas, asociaciones, sindicatos y organizaciones de todo tipo.
Pero a pesar de saber desde el principio lo que iba a suceder y de disponer de suficiente información y de conocer las alternativas, lo cierto es que no se ha conseguido articular la fuerza social y política suficiente para frenar los recortes sociales y el desmantelamiento de la democracia.
Hay un deseo de que la respuesta social vaya a más, de involucrarse y de ayudar a que cuajen alternativas
Es cierto que se han llevado a cabo experiencias novedosas y rompedoras, como el 15-M o los movimientos de indignados en otros lugares del mundo, que ha habido más unidad de acción que nunca, que el número de personas que acude a actos, conferencias, seminarios, reuniones en plazas, manifestaciones, etc. es mucho más elevado que antes de la crisis. Y creo que igualmente es cierto (o al menos yo lo percibo) que hay un "deseo" de que la respuesta social vaya a más, de involucrarse y de ayudar a que cuajen alternativas que pongan fin a lo que está pasando.
Hemos avanzado, es verdad pero no lo suficiente. No podemos olvidar que vivimos en situación de emergencia, que muchos de los cambios que está llevando a cabo el Partido Popular (y que empezó a aplicar antes el Partido Socialista) pueden ser irreversibles durante muchos años, y que no hemos sido capaces de evitar casi ni una sola de las grandes agresiones a los trabajadores, a los sectores sociales más débiles o a la ya de por sí débil democracia que tenemos. Que ni siquiera han cesado los desahucios, que la pobreza sigue aumentando, que cierran miles de pequeñas y medianas empresas perdiéndose con ellas miles de puestos de trabajo,... y que, muy posiblemente, todo eso no ha terminado, ni muchísimo menos.

¿Por qué no avanzamos?

Por eso que creo que es fundamental preguntarse por la razón de la impotencia, de la incapacidad para movilizar a toda la gente necesaria y sobre lo que se debería hacer para ser más efectivos frente a la agresión que tanta gente sufre y rechaza.
El neoliberalismo ha creado seres humanos individualistas, que se aíslan
A mi juicio, la primera razón es que el neoliberalismo ha creado condiciones muy idóneas para multiplicar el número de personas que no se defienden a sí mismas porque el paro, la deuda, el trabajo precario, la pobreza, la doble jornada de las mujeres o la exclusión amedrentan a quienes los sufren. Ha creado seres humanos individualistas, que se aíslan, que actúan ensimismados, sin apenas capacidad para mirarse en los demás para descubrir que cada uno de nosotros es también el otro o la otra de alguien. Han destruido los lazos solidarios y, por tanto, se hace muy difícil que se den la coalición y el compañerismo.
En mi opinión, las corrientes progresistas, o simplemente opuestas a todos estos fenómenos de explotación y de deshumanización, no han sabido hacer frente a este nuevo tipo de sociedad y de seres humanos.
Creo prioritario que todos los sectores opuestos a lo que está pasando hablen y se dirijan de otro modo a la gente
Por eso creo prioritario que todos estos sectores opuestos a lo que está pasando hablen y se dirijan de otro modo a la gente, con pedagogía y no desde la abstracción ideológica, para que puedan entender su discurso alternativo no solo los convencidos sino la gente humilde, la inmensa mayoría de la sociedad, enseñándole cómo le roban los bancos, las eléctricas, los políticos corruptos, cómo le mienten los grandes medios de comunicación, por qué le quieren quitar el médico del seguro para ponerle otro de pago o por qué dicen que hay que hacer recortes en aras de una falsa austeridad. Y llevando eso a un programa de acción política alternativa muy elemental, de justicia económica, de auténtica democracia, de independencia frente a potencias extranjeras y de castigo de los culpables.
La segunda causa de nuestra impotencia es la desunión. Es inconcebible que los sectores que están enfrentándose a la agresión neoliberal no logran ponerse acuerdo. ¿Como es posible que ahora mismo estén funcionando en España, cada uno por un lado, los sindicatos, las mesas de convergencia, las asambleas constituyentes, el Foro Cívico de Anguita, la cumbre social, los socialistas de izquierda, la convocatoria social de Izquierda Unida y otros partidos progresistas, el 15-M, las Mareas, el Partido X, más alguna otra plataforma que quizá no conozca, cuando en realidad todas proponen prácticamente lo mismo, es decir, frenar las agresiones que se están produciendo, evitar los recortes de derechos sociales y hacer que la crisis la paguen quienes la han provocado?
Es imprescindible que dejemos de lado lo que nos diferencia para hacer frente a un enemigo común, sobre todo, cuando también es un hecho que todos contemplamos al mismo enemigo: el capital financiero, los bancos, las grandes corporaciones empresariales, los grupos políticos, mediáticos, judiciales, etc. que los apoyan, y algo a lo que llaman democracia pero que no lo es.
Es impostergable promover ya la más amplia unidad ciudadana
Es impostergable promover ya la más amplia unidad ciudadana, de las plataformas, sindicatos, partidos, movimientos, organizaciones y personas que están en contra de la agresión que se viene realizando contra "los de abajo" para apoyar un acción unitaria de respuesta y de cambio.
Finalmente, no avanzamos porque quienes se enfrentan a las agresiones y recortes de derechos no terminan de articular una respuesta política efectiva capaz de frenarlas. Para conseguirlo no basta con organizar respuestas fuera de las instituciones. El poder "de la calle" es insustituible pero también insuficiente. Los poderes que hoy día nos oprimen se quedan tan anchos si salen millones de personas a la calle un domingo y el lunes pueden seguir en el parlamento y el gobierno elaborando y aplicando sus leyes.
Tenemos que salir a la calle pero también tenemos que llevar la voluntad de la gente a los parlamentos y llegar al gobierno. Tenemos que ocupar el Congreso pero de verdad, haciendo que entren en él docenas de parlamentarias y parlamentarios de nuevo tipo para denunciar el poder oculto de banqueros y patronales que no se presentan nunca a las elecciones, para bloquear las agresiones legales que hacen desde allí y para promover y asegurar que se hagan otras más favorables para los trabajadores, para las gentes humildes, para la naturaleza, y para los pueblos más pobres del planeta.
Hay que meter al menos a 150 o 200 diputados y diputadas en el Congreso como auténticos representantes de la calle y de una nueva mayoría ciudadana. La inmensa mayoría de los que están allí no nos representan y se pueden echar fuera si nace un sujeto político que sea "otra cosa", de nuevo tipo, participativo, sometido a la voluntad colectiva y ajeno a los vicios de las viejas burocracias partidistas, si se organizan candidaturas ciudadanas con elecciones primarias de candidatos, con estatuto del diputado o diputada que contenga sus derechos económicos, políticos, los periodos de mandatos, el procedimiento de revocación, etc. y si no se forman como una simple sopas de letras sino como expresión de la movilización y del empoderamiento de la gente en la calle.

Propuestas

Los promotores de todas las plataformas que se han ido creado en estos últimos tiempos para hacer frente (estoy seguro de que con la mejor voluntad) a esta agresión deben acordar su disolución para promover la creación desde las bases de un nuevo espacio unitario de encuentro y movilización que recoja las actividades de todas las anteriores, que se abra en la mayor medida de lo posible a toda las sociedad y que obligue a que dimita un gobierno que incumple su programa y que es incapaz de solucionar los problemas de España.
Se debe elaborar y proponer un programa de mínimos que plantee la desobediencia civil ante tanta injusticia, que señale todo aquello por donde no estamos dispuestos a pasar y ofrezca alternativas.
Y hay que llamar y al mismo tiempo autoconvocarse para que la gente se organice desde la base para generar una auténtica red de ciudadanía comprometida y activa, protagonista de la vida política, que culmine en la preparación de nuevos modelos de candidaturas en todas las provincias con el objetivo de estar preparados para participar en las próximas elecciones con protocolos de actuación que salvaguarden la democracia deliberativa (que no tiene por qué entenderse como galimatías asambleario), la participación efectiva, elecciones primarias y que garanticen un nuevo modo de ejercer la representación ciudadana.
Finalmente, es muy importante que quienes promuevan estas acciones sean conscientes de que sus propuestas no deben hacerse pensando solo en las mujeres y hombres de izquierdas o de su misma sensibilidad ideológica o política sino para toda la sociedad.
De hecho, es materialmente imposible que las reformas urgentes que hoy día necesita España se puedan llevar a cabo solo por lo que tradicionalmente se sitúa en el campo de la izquierda. Hay sectores sociales y miles de personas que no tienen por qué sentirse ideológicamente identificados con los planteamientos filosóficos o políticos de quienes somos de izquierdas, pero que coinciden totalmente con las propuestas de regeneración y reconquista de los derechos que planteamos: que quieren que se pidan responsabilidades, que no se permita robar, que se combata la corrupción, que se garantice la financiación a la economía antes que los privilegios de la banca privada, que se facilite la creación de empresas y de empleo eliminando nuestra dependencia de las grandes multinacionales y grupos bancarios, que las instituciones se corresponsabilicen con el cuidado de los dependientes a través del gasto social o que se respete el medio natural por encima de todo.
Hay que buscar y conformar alianzas amplias para regenerar nuestra sociedad
Por eso es igualmente fundamental que ese nuevo sujeto político se abra a otras opciones que desean salir del régimen caduco de una transición que mantuvo prácticamente intacto el poder de los grupos oligárquicos y que ha ido degenerando la vida política y la democracia poco a poco. Hay que buscar y conformar alianzas amplias para regenerar nuestra sociedad y para avanzar hacia una institucionalidad diferente y plena y realmente democrática.
Me parece que todo esto es urgente y que para ponerlo en marcha solo hace falta que las personas normales y corrientes quieran comprometerse y actuar como lo que son, dueñas de sus destinos. En Sevilla y en otros puntos de España nos hemos empezado a auto convocar personas de diversas procedencia y sensibilidades que queremos cambiar y fomentar la unidad ciudadana. ¿Por qué no intentarlo cada vez con más gente y en más lugares?

jueves, 14 de marzo de 2013

Análisis de la situación electoral en la provincia de Teruel.

Alberto Granados Orcero
 
 
 
 

¿Cómo gestionar el voto de protesta? Análisis de la situación electoral en la provincia de Teruel.

 
 
 
Este artículo pretende promover el debate sobre las diferentes alternativas de comportamiento electoral alas que podemos acudir quienes queremos que las cosas cambien desde la izquierda. De momento, centraremos nuestro análisis en las elecciones al Congreso de los Diputados.
 
En el documento ideológico de CIUDADANOS POR LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA, incluimos esta afirmación:
 
“…la dinámica electoral no solo perjudica a los partidos pequeños a la hora de repartir puestos una vez realizadas las votaciones. Mucho más grave es el propio proceso de “absorción” de voto que realizan fenómenos como el denominado “voto útil”, el “voto cansado” de quienes se cansan de que los partidos en quienes confían nunca obtengan representación electoral relevante, etc…”
 
El sistema electoral vigente en España, diseñado, mantenido, defendido y mimado por los grandes partidos, se encarga de “laminar” todo tipo de movilidad electoral que no sea la mera alternancia entre los dos grandes partidos. Si este fenómeno es evidente en todas y cada una de las 50 provincias de España, en las más pequeñas, como la nuestra, las posibilidades de que una tercera formación obtenga buenos resultados son reducidísimas. Gran parte del voto de protesta se dispersa de esa forma en diversas alternativas de comportamiento electoral, pocas de las cuales pueden preocupar si quiera mínimamente al conglomerado PP+PAR+PSOE. Podríamos hacer la siguiente lista:
 
(1) Voto convencido al PSOE, electores convencidos de que esta vez sí que el PSOE va a hacer algo nuevo y diferente.
(2) Voto “útil” al PSOE, electores que votan al PSOE porque es la única posibilidad de que su voto tenga representación electoral capaz de detener al PP. Aquí podemos hablar también de “voto cansado”, electores hartos de que su voto no se traduzca nunca en escaños, etc.
(3) Voto a IU y CHA
(4) Voto a otras opciones más pequeñas de izquierda
(5) Voto en blanco o nulo
(6) Voto a alternativas como “escaños en blanco”
(7) Abstención 
 
Puede ser útil comparar los resultados de las dos últimas elecciones al Congreso de los Diputados en la provincia de Teruel:
 
 
2008
2011
PP+PAR
41.826 (separados)
39.791 (juntos)
PSOE
38.617
25.203
IU+CHA
4.299 (separados)
6.086 (juntos)
UPD
388
2.786
Escaños en blanco
---
464
Otras candidaturas
712
882
Nulo+blanco
1.611
3.396
Total voto contabilizado
87.453
78.608
Abstención
26.759
29.861
Total censo
114.212
108.469
 
Lo primero que hay que tener en cuenta es que puede que falte mucho tiempo para las próximas elecciones, lo cual, con un panorama político extremadamente volátil como el actual, dificulta todo tipo de análisis.
 
Tenemos que constatar la grandísima polarización del voto que han conseguido PSOE y PP con sus triquiñuelas de sistema electoral. También hay que tener en cuenta la irrupción de una formación nueva (UPD), cuyo recorrido no ha hecho más que comenzar, y que aunque va a recoger la mayoría de sus votos del espectro político de la derecha, puede atraer también a votantes desencantados, que se ilusionan con alguna cara nueva.
 
También es previsible la aparición de nuevas siglas de izquierda. Este fenómeno aun está en fase embrionaria, y tendremos que estar muy atentos a él.
 
Con respecto del voto al PSOE, es evidente que, aunque el suelo electoral de este partido retiene muchos miles de votos, una parte importantísima de su electorado responde al perfil que hemos descrito en el punto (2), voto “laminado” por el sistema electoral, que tiende a volver al PSOE en situaciones de extrema polarización política, pero que se refugia en otras alternativas –quizá mayoritariamente en la abstención- en otros momentos.
 
El voto del apartado (3) todavía muy pequeño. Es cierto que la tendencia es creciente, que la candidatura conjunta obtiene más votos suma de los dos partidos por separado, y que en otros procesos electorales en los que es más fácil la obtención de representación, el nivel de voto crece notablemente. También es evidente que la laminación de voto que genera el sistema electoral perjudica enormemente a estos dos partidos. Y, algo mucho más grave, a mi juicio, es el hecho de que estos partidos, por sí solos o sumados aritméticamente, muy difícilmente pueden superar un determinado techo electoral -¿10 %? ¿15 %?- que, en ningún caso, modificará apreciablemente el panorama político.
 
El voto a otras formaciones pequeñas es muy reducido y tiende a la estabilidad. La mayor parte de ese voto, aunque no todo, es de izquierdas, por lo cual lo podemos incluirlo –por lo menos parte de él- en el apartado (4)
 
En el análisis de los apartados (5), (6) y (7), entramos en un terreno muy resbaladizo. Opino que la mayor parte del voto nulo, en blanco y a “escaños en blanco” tiene una intención real de protesta contra el sistema, contra la “clase política”, etc. También una parte –difícil de cuantificar- de la abstención puede ir en el mismo sentido.
 
Y a partir de estos datos es donde podemos comenzar la reflexión. Opino que la creación de un instrumento político eficaz a la izquierda del PSOE puede alterar sustancialmente el panorama electoral. Pero, ¿cómo conseguiremos que la protesta indignada se convierta en acción política?
 
En la respuesta a esta última pregunta es donde, a mi juicio, se decidirán muchas cosas. Para empezar, el empuje de las movilizaciones sociales no garantiza, por sí solo, que luego este descontento se vaya a traducir en votos a la izquierda del PSOE. Hace falta movilizarse y hace falta crear alternativas electorales. Las dos cosas son posibles y necesarias. Tan malo sería esperar pasivamente sin hacer nada hasta que lleguen las elecciones, como vivir un día a día de movilizaciones sin planificar lo que vamos a hacer cuando haya que votar. O hacemos las dos cosas, o ninguna de ellas por separado nos servirá para nada.
 
Si propugnamos la unión electoral de IU, CHA, Equo y todas las formaciones afines que existan o que surjan, y si propugnamos que esa unión no sea una mera suma aritmética, es no solamente por combatir la dispersión del voto, sino porque consideramos que esa suma de sinergias nos puede ayudar a combatir dogmas políticos como estos:
 
1.-El de la inexistencia de una alternativa real de izquierdas al PSOE. El ejemplo más ilustrativo de hasta dónde podemos llegar es el de Galicia. Si este espíritu de unidad a la izquierda del PSOE se extiende a otras comunidades autónomas, como Aragón, Navarra o Comunidad Valenciana, el panorama electoral puede modificarse sustancialmente.
 
2.-El de la utilidad del “voto útil”. Ya hemos visto qué hace el PSOE con él. Los 21 años de gobierno del PSOE se han parecido demasiado a los 14 de la derecha, especialmente en política económica, fiscal y laboral.
 
3.-El de que al PSOE no le queda otro remedio que pactar con el PAR, regalarles la alcaldía de Teruel… Hay que contar con que el PSOE pactará con partidos de derecha siempre que ello le sea aritméticamente posible. Y con que la única forma de evitarlo es obtener muchos votos a su izquierda.
 
4.-El de que no hay alternativas económicas, y que no nos queda más remedio que seguir desfiscalizando ingresos y recortando gastos, como quiere la Troika. Efectivamente, a estas alturas de la película, cualquiera puede detectar que, efectivamente, el PSOE no tiene alternativas muy diferentes a las del PP. Pero eso no quiere decir que no haya otras políticas posibles.
 
5.-El de que todos los políticos son iguales, idea que, en el fondo, va a ser vendida también por PSOE y PP. Por supuesto que debemos proponer medidas de regeneración política. Pero también hay que hacer constar que el comportamiento de la mayoría de los representantes políticos situados a la izquierda del PSOE ha sido ejemplar. Nuestros políticos no deben ser visualizados dentro de la denominada “clase política”. No queda más remedio que “hilar delgado”, porque las generalizaciones sirven para anestesiar a la opinión pública.
 
6.-El de que existen atajos que, por sí solos, pueden darle la vuelta a la situación política, sin que tengamos que “currárnoslo”. Ideas como la de las listas abiertas, por ejemplo, pueden ser buenas –según cómo se gestionen- pero no son por sí solas la solución para ningún problema. Otras ideas, como la de votar en blanco o nulo, abstenernos masivamente, etc., tampoco pueden resolver nada. No veo que a PSOE y PP les preocupe mucho la abstención, más bien manejan la idea de que esa es una forma de desactivar los sentimientos de protesta de mucha gente. No es casual, por ejemplo, que las elecciones en España se celebren en domingo. No veo mejor alternativa para “resetear el sistema”, que poner al frente de él a quienes llevan décadas intentando que la democracia sea más participativa…
 
En resumen, lo que podemos conseguir es traducir la indignación y la protesta en actuación política. El eslogan de “SE PUEDE”, que tantas veces coreamos en las manifestaciones, es el que tenemos que tener presente el día de las elecciones.
 
Nota importante: Tal y como hemos mencionado al principio, lo que este artículo pretende es fomentar el debate y el cruce de ideas. Nos gustaría leer más opiniones, comentarios…
 

miércoles, 13 de marzo de 2013

Concentrac​ión en defensa de la Sanidad Pública. Teruel

Domingo 17-3-13, 12:00 h.

 Plaza de la Catedral, Teruel.

Marea Blanca Teruel

 



 
 http://teruel.tomalaplaza.net/       

martes, 12 de marzo de 2013

Cuando los parlamentarios no tenían sueldo

Interesantísimo artículo en la edición de "El País" de hoy

Cuando los parlamentarios no tenían sueldo
No remunerar la labor política es volver a incentivar la corrupción


Resulta imprescindible poner en su sitio algunas ideas: Es muy importante que los representantes públicos tengan retribuciones dignas. Los parlamentarios sin sueldo son mercancía barata, que se puede comprar a precio de saldo (igual que sucede cuando se retribuye mal a policías, jueces...)

Quienes proponen eliminar los salarios de los parlamentarios, normalmente disponen de otras fuentes de ingresos atípicas que, de todas formas, también salen del dinero de los contribuyentes. Por poner un ejemplo de los que están "en el candelabro", los contribuyentes no solo le hemos pagado a María Dolores de Cospedal sus varios salarios. Es que también hemos pagado con nuestros impuestos el presunto contenido de los presuntos sobres del presunto Luis Bárcenas.

domingo, 10 de marzo de 2013

¿La cultura es de izquierdas​? (2). Las fuentes "informati​vas" de María Carmen Muñoz

 
Alberto Granados Orcero
 
 
El día 2 de marzo publicamos una entrada relativa a un artículo, aparecido en "Diario de Teruel" y firmado por la concejala de Educación, Mari Carmen Muñoz, titulado "¿La cultura es de izquierdas?"

Recordemos el hilo argumental de Mari Carmen Muñoz: A raíz de la ceremonia de los premios Goya y de las declaraciones que oyó la autora en un medio de comunicación en el que se afirmaba que la cultura era de izquierda... Pues bien, con esa excusa, Mari Carmen Muñoz nos repartía candela finolis a los que estamos en el lado izquierdo del espectro político (forrados, vendidos a las subvenciones, mentirosos, insultadores...)

¿Cuál era el medio de comunicación que oyó Mari Carmen Muñoz? ¿El New York Times? ¿Der Spigel? ¿Le Monde?

Caso resuelto: basta con teclear en "Google" para encontrarnos con este artículo:


O sea, que el artículo de Muñoz incluye una pequeña amalgama de corta-pegas de un artículo aparecido en el blog del prestigiosísimo donde los haya medio de comunicación "Intereconomía".Eso sí, es un artículo del día 5 de octubre de 2.010, unos poquitos días -dos años y medio- antes de la entrega de los premios Goya. En ese artículo encontramos las menciones a Saramago, a Rafael García Serrano, a Arno Breker...

Otros trocitos del artículo salen de este otro artículo publicado el día 26 de octubre de 2.010 en otro blog que también se las trae: "El Confidencial"


Aquí encontramos las especiosas alusiones a Ángeles González-Sinde, María Teresa Fernández de la Vega, etc.

Ya no sigo. Iba a mirar "El rincón del vago", a ver si me encontraba, por ejemplo, las menciones a Bertín Osborne y a Fran Rivera, pero mejor no ahondar en la búsqueda.

martes, 5 de marzo de 2013

Renovación y unidad de las izquierdas sociales y políticas - Antonio Antón -

 
 

Renovación y unidad de las izquierdas sociales y políticas

Antonio Antón | Profesor Honorario de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid
nuevatribuna.es | 03 Marzo 2013 - 15:59 h.
 

Una alternativa progresista y de izquierdas
Frente a la gestión y la salida conservadora es preciso definir una alternativa progresista y de izquierdas. Sus rasgos generales están implícitos en las protestas y resistencias colectivas frente a la política de austeridad: una salida justa y democrática a la crisis socioeconómica y al déficit democrático del sistema político. En el proceso sociopolítico y el debate colectivo habrá que avanzar en sus rasgos concretos, condicionando los distintos equilibrios de poder. El obstáculo inmediato a vencer desde la óptica progresista es la actual política de austeridad impulsada por el bloque de poder dominante en la Unión Europea, representado por Merkel y sus aliados centroeuropeos.
Esa política, con su prioridad por el pago de la deuda de los acreedores financieros y la reducción drástica del gasto público, está demostrando su fracaso para asegurar la reactivación económica, la creación de empleo y el mantenimiento de un Estado de bienestar avanzado, particularmente, en los países europeos del sur periférico. Además, genera graves problemas de cohesión social, deslegitimación de las élites políticas y disminución de la calidad democrática de sus sistemas políticos.
La situación actual para las izquierdas, los movimientos sociales y los grupos progresistas, es defensiva. Es difícil conseguir a corto plazo una transformación profunda del sistema económico y político europeo (y mundial). Se trata, como primer paso, de evitar una derrota profunda (por goleada) y recuperar lo fundamental de lo perdido en los retrocesos actuales, sin resignarse a la pérdida de derechos democráticos, económicos y sociolaborales, a una reducción significativa de la calidad de vida de las capas populares y a un débil Estado social y democrático.
A ese equilibrio, más o menos inestable pero con una ruptura o derrota de la actual política de austeridad, le podemos llamar salida intermedia. Es un proceso complejo e incierto en diversos campos: en el institucional (europeo y de refuerzo de la política y la democracia frente a los mercados), económico (solidaridad o equilibrio norte-sur, distinto modelo productivo) y social (equilibrado, salvando los fundamentos básicos del modelo social). La diferenciación es, por un lado, con una pretendida continuidad con la actual dinámica con pequeñas correcciones que palien los riesgos más extremos (descohesión de las sociedades, ruptura de la UE, fuerte deslegitimación del sistema político, autoritarismo…) pero que consolide la actual estructura de poder liberal-conservador y la desigualdad social.
Por otro lado, tiene sentido elaborar y promover una apuesta de salida justa, democrática y socialmente avanzada, con el horizonte de una Europa más integrada y solidaria y un modelo social más progresista. Esta opción es inviable a corto plazo, tiene gran legitimidad social pero no reúne fuerzas sociales y políticas suficientes para su conquista inmediata. Y no sabemos si puede tener suficiente consistencia y estabilidad a medio plazo; no obstante, tiene importancia su definición y su apoyo social como orientación del camino a seguir, aun contando con fases intermedias.
Una parte de la población ve adecuada la fórmula de un gran pacto, político, económico y social para combatir la crisis económica. El problema principal a definir es su contenido, dado que en el actual contexto su orientación dominante sería regresiva. El primer elemento a negociar y concretar sería el cambio de la política de austeridad, con la prioridad de reducir el déficit público, por otra política que garantice la creación de empleo y asegure la suficiencia de los derechos sociolaborales y la calidad de vida de la mayoría de la población, así como la democratización del sistema político. Pero es la cuestión a la que se oponen las principales fuerzas económicas e institucionales en la Unión Europea y los países periféricos en particular. Por tanto, hoy, la fórmula adecuada sigue siendo erosionar y deslegitimar esa política y sus gestores, por parte de la ciudadanía activa y las fuerzas progresistas, como vía para permitir su cambio, al menos hacia esa salida intermedia o con un mínimo reequilibrio social y de poder.
Un interrogante es si es posible a medio plazo un gran pacto ‘progresista’ o suficientemente equilibrado que, en todo caso, vendría de impedir la ofensiva neoliberal y garantizar la recuperación de lo perdido por la ciudadanía. Ello requeriría duras, masivas y prolongadas resistencias o desafecciones ciudadanas, el desgaste sustantivo del bloque de poder dominante y el aval de las mayorías sociales europeas. No se trata de buscar ahora consensos o pactos globales aceptando la hegemonía liberal-conservadora y sus políticas regresivas.
Es precisa una profunda reorientación de la política económica, una amplia democratización del sistema político y, particularmente, la renovación y el fortalecimiento de las izquierdas y los movimientos sociales progresistas, es decir, consolidar una ciudadanía activa y una fuerza sociopolítica transformadora. Simplemente, para garantizar un ‘empate’, que puede conllevar un acuerdo amplio, la apuesta progresista debe ser un cambio profundo. En esa medida, se deberá comprobar de forma realista los nuevos equilibrios parciales o inestables que se puedan producir y, para ello, defender un programa económico creíble para ser aplicable y asegurar un reparto equitativo de los costes de la crisis, junto con una democratización del sistema político y mayor participación de la ciudadanía.


Bloque social y político de izquierdas
En el proceso de conformar una salida justa y democrática de la crisis económica, va a influir el impacto del factor socioeconómico (cohesión, desigualdad…) y el sociopolítico (indignación, presión social). En la tradición política de las izquierdas se definía al sujeto sociopolítico con algunos conceptos utilizados en el pasado que definían un campo amplio de alianzas y que vuelven a la actualidad en distintos países europeos: ‘unidad de las izquierdas’, ‘coordinación y unidad progresista europea’, ‘bloque social o cívico alternativo’, ‘unidad popular activa’. No es nada nuevo, es la idea convencional de ‘frente popular’ de los años treinta o la ‘unidad de la izquierda’ de los partidos socialistas y, en general, de la izquierda democrática de los años setenta y ochenta, y posteriormente la experiencia de las izquierdas en ámbitos menores. Así, se puede definir como un bloque social y político progresista y de izquierdas, unitario y plural.
Ha sido aplicada en España en espacios locales y autonómicos con pactos entre PSOE e IU (Andalucía, Asturias…) o incluyendo a la izquierda nacionalista (ERC en el tripartito catalán, o BNG en Galicia). No obstante, en el plano estatal y condicionado con la ley electoral que privilegia el bipartidismo (corregido con los nacionalismos periféricos), la dirección del PSOE siempre ha renegado de esa posibilidad para formar gobiernos y ha priorizado sus acuerdos con los nacionalismos de derecha (PNV y CIU) o grandes consensos con la derecha del PP en las llamadas cuestiones de Estado.
En todo caso, esa idea genérica de una alianza amplia de las izquierdas y los sectores progresistas está en conflicto con el giro hacia el centro político y la prioridad de los vínculos con las clases medias que elaboró y siguió la tercera vía, particularmente los partidos socialdemócrata alemán y laborista británico, en los años noventa y primeros dos mil y que todavía es la referencia de la actual dirección del partido socialista. Por otra parte, ese tipo de alianzas necesitaría de adecuaciones al contexto actual, valorando, en primer lugar, las dificultades para la disponibilidad de las direcciones de los partidos socialistas por esa opción (más accesible en Francia).
Aun así, para avanzar en una solución progresista y parcialmente impuesta y/o pactada con representantes de los poderosos, al menos en el marco europeo, junto con el apoyo de una mayoría social en los países más significativos, quedaría por comprobar tres aspectos fundamentales: 1) el alcance de la involucración de los aparatos socialdemócratas (alemanes, pero también centroeuropeos y del sur); 2) la existencia o no de cierta solidaridad europea (superando intereses nacionales del norte), y 3) la participación de una fracción del poder económico e institucional (liberal).
El pacto social keynesiano, dominante en Europa en las tres décadas gloriosas, promovido por parte del poder económico e institucional europeo (y estadounidense) en el contexto de un fuerte protagonismo de la Unión Soviética y una importante presión social de las izquierdas y el movimiento sindical en diversos países europeos, permitió salir de la gran depresión de los años treinta, facilitó la expansión económica de la posguerra mundial y alumbró el Estado de bienestar.
Cabe hacerse algunos interrogantes para comprobar si ese equilibrio llamado modelo social europeo ha sido una excepción histórica condenada a la desaparición, retrocediendo a principios del siglo XX (o al siglo XIX) con el liberalismo económico, unas democracias débiles y la subordinación de las capas populares. O si, por el contrario, existen elementos que permitan aventurar un futuro menos regresivo y fatalista.
Para empezar ¿existe la posibilidad de un nuevo liderazgo en el seno de la representación del poder económico e institucional? ¿serán capaces unas nuevas élites de una racionalidad o una visión de los intereses del capital y la sociedad en su conjunto y a largo plazo, similar a la de Keynes y Roosevelt en su día? De momento, lo más parecido a ello, el tándem Hollande-Obama (con el añadido de otros miembros emergentes del G-20), parece insuficiente para conducir un giro significativo a la economía y la política mundial y europea.
La vieja política de austeridad demuestra su fracaso, pero la nueva política (de crecimiento o reequilibrio) no termina de aparecer; el bloque de poder que lo impide sigue siendo poderoso e impone, ante todo, la salvaguarda de sus intereses inmediatos desconsiderando las grandes repercusiones negativas para la sociedad y las fuentes de inestabilidad a medio y largo plazo.
La solución llamada intermedia también es inestable porque conlleva dos dinámicas divergentes: 1) la garantía a los ’poderosos’ de control económico-social y hegemonía institucional, descartando un fortalecimiento y reequilibrio de las distintas corrientes de las izquierdas hacia posiciones más críticas y alternativas que puedan constituir un riesgo de inestabilidad para ellos; 2) la configuración de un bloque democrático-progresista, con fuerte presencia de la izquierda y dentro de ella de su ala izquierda y en pugna contra la fracción más neoliberal.
Es difícil pensar en un escenario o un desarrollo posterior de mayor y sostenida conflictividad social, ampliación del peso de una alternativa popular, un reequilibrio de fuerzas hacia la izquierda, una salida más equitativa a la crisis socioeconómica y una reversión de la involución política. Dejamos al margen otras fórmulas utilizadas en el pasado que ahora se utilizan en distintos ámbitos críticos de forma más o menos simbólica (revolución, ruptura radical antisistema…), pero que pueden confundir más que esclarecer las perspectivas del actual marco histórico. Se trata de pensar en un cambio social, político y económico profundo o una estrategia sociopolítica firme y prolongada de transformación de la sociedad y el sistema político. En ese sentido, se puede hablar de un ‘reformismo progresista fuerte y democrático’.
Por supuesto, también cabe que se consolide la opción autoritaria, regresiva y destructiva de los movimientos populares progresistas y la izquierda crítica. No se puede asegurar la realización de una salida ‘justa y progresista’ o el acercamiento a un horizonte social más avanzado, muy improbable a corto plazo. La cuestión relevante ahora es que tiene sentido ampliar el apoyo social en torno a un proyecto democrático y transformador, para cohesionar y fortalecer a esa base social progresista y condicionar el proceso de conjunto.


Nuevas élites sociopolíticas progresistas
La corriente social de izquierdas o indignada, como base social crítica, tiene su fragilidad y sus límites. Existen muchas dificultades y problemas objetivos para avanzar en el fortalecimiento de una ciudadanía activa. Uno de los más importantes es, precisamente, las limitaciones de las élites (representantes o activistas), incluidas las intelectuales, cuya conformación exigen otras dinámicas y variables.
Se puede citar un aspecto específico: los elementos de debilidad, dispersión y falta de orientación de las élites asociativas progresistas, políticas, sindicales y de los movimientos y grupos sociales; así, es difícil la constitución y la unidad de una referencia moral, intelectual y política, con el consiguiente liderazgo. Se necesitaría superar cierto nihilismo o falta de compromiso solidario de las élites intelectuales progresistas, así como una fuerte innovación y renovación de las élites políticas y asociativas, difícil de prever. Es decir, en las élites sociopolíticas e intelectuales (españolas y europeas) existen insuficiencias en su calidad cultural (o ideológica y ética) y el desempeño de su función representativa, social y política que es preciso mejorar.
Es un debate abierto entre las distintas élites actuales, incluido el tema del declive de la socialdemocracia, la constitución de un amplio bloque político-electoral a su izquierda o la configuración de un potente movimiento social alternativo. Dentro de las izquierdas es conveniente un reequilibrio frente a la completa hegemonía que las corrientes socialdemócratas han tenido en las últimas décadas y el impulso de nuevas y renovadas agrupaciones de izquierda.
Por tanto, se combinan dos dinámicas: 1) desarrollar la unidad amplia con el conjunto de las izquierdas y sectores progresistas, y 2) ganar peso las corrientes políticas a la izquierda de la socialdemocracia, incluso el desarrollo de sectores más críticos en el interior de los partidos socialistas. Es un difícil equilibrio pero imprescindible entre unidad y diferenciación.
En los últimos tiempos ya se ha empezado a desarrollar ese desplazamiento social y electoral hacia la izquierda y la participación democrática en diversos países (por ejemplo, en Francia –Frente de izquierdas-, Alemania –Verdes e La Izquierda-, Grecia – Syriza- o la propia España –Izquierda plural-, evidente desde las elecciones locales y generales del año 2011). Su ampliación exige superar los respectivos intereses corporativos, inercias históricas, la mirada estrecha y a corto plazo o la búsqueda exclusiva en la legitimación respectiva de los grupos iniciales, y fortalecer una visión más integradora, unitaria y a medio plazo. Pero es pertinente ser consciente de ello, expresar esas deficiencias de forma constructiva y apuntar la necesidad de una reflexión colectiva y una respuesta abierta, sin sectarismos ni engreimiento.
La coyuntura histórica es diferente a las crisis de los años treinta y los años setenta, particularmente sobre la conformación de ‘sujetos’, campos sociopolíticos, teorías y élites. Las ideologías convencionales y los viejos esquemas no son válidos. Pero también queda superada la interpretación dominante en la socialdemocracia de final de los años noventa y primeros años dos mil: desarrollo socioeconómico sobre bases frágiles –burbuja-, reformismo débil bajo la hegemonía socialista y declive del conflicto social y el resto de izquierdas y movimientos sociales. Por tanto, hay que avanzar en una teoría social crítica que investigue adecuadamente los cambios del presente, interprete los factores sociopolíticos y sirva para transformar la realidad. Y, específicamente, avanzar en la renovación de las élites intelectuales y sociopolíticas, sobre todo en su comportamiento democrático, su capacidad crítica y su actitud ética de justicia social.